martes, 23 de agosto de 2011

Vigilantes de mi angustia, sabed que no cederé ni un milímetro. Sabed que vuestra escarpada moral me da fuerzas para contradecir lo que soltais. Si el Sol clava sus agujas sobre mí, entonces me daré por aludido. No me alisteis en vuestras comunas de artificio, pues no creo en la entropía provocada. No me vendais vuestros taimados fideos ni vuestras embotadas promesas. Vuestras ideas no pueden coagular mis heridas, vuestros métodos no justifican mis fines. Esas máscaras no ocultan que vuestros corazones jamás han visto la luz.

lunes, 1 de agosto de 2011

Incluso la playa sin mar. París sin la Torre Eiffel. Europa sin su historia. Hasta la vida sin música. Libros sin palabras o relojes sin manecillas. También montañas planas o balas perfumadas. Una casa ardiendo sin llamas. Una lámpara que propaga la oscuridad. Seres enfermos de salud. Facturas para la indulgencia.Guitarras sin cuerdas y suburbios de lujo. O mansiones sin suministros de luz. También árboles sin raíces y vida sin agua. Mártires sin convicción, revolucionarios que se limpian las botas, jueces cuyo martillo separa el mal de nuestras vidas. Un dios que nos escuche. Castigados, torturados seres a los que un yunque llamado tiempo vuelve intransigentes. Artistas cuerdos que venden su obra como quien vende mantequilla. Eddie Vedder mudo. Economías que igualen al cochambroso y al engominado. Todo esto tiene sentido. No lo tendría, sin embargo, mi vida sin tí.